Día 9 - Lo bueno y lo malo del mar
Seguimos en Zadar y empezamos yendo a la playa. Como todas son de piedras lo cual está muy bien para que el agua esté muy limpia y ver peces y también para no mancharte en la orilla. Pero después de colocar las toallas, hubo un gran accidente catastrófico en el que alguien se metió en el agua con dos móviles en los bolsillos y se quedó disfrutando de las olas mientras los móviles lamentablemente fallecían. Se les echará de menos, mucho, especialmente Diego. Descansen en paz.
Elsa está tan negra del sol que parece afroamericana.
Hemos ido a comer a casa una sosa ensalada de pasta y hemos descansado un rato entre cartas y olimpiadas.
Luego por la tarde fuimos a ver la puesta de sol de Zadar, que es uno de las mejores atardeceres del mundo y hemos oído el órgano marino que eran unas cavidades que sonaban como un órgano cuando entraban las olas.
Hemos dado una vuelta por la ciudad, que está llena de iglesias, de turistas y de ruinas romanas. Nos hemos metido en un sitio a cenar que no nos ha gustado mucho y nos hemos vuelto a casa a dormir. Diego tira el colchón en el salón porque hay aire acondicionado.
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